La frase sintetizaba a la perfección lo que significaba ese jugador diferente, absolutamente diferente, que se calzaba desde un año y pico antes la camiseta número 10 de River: la que había sido de Labruna, de Sívori y de Ermindo Onega, La que fue de el al cabo durante un largo e inolvidable tiempo.
El Beto nació en Vicente López pero vivió desde chico en Los Polvorines. Jugaba en un equipo llamado El Textil. Desde allí hacía dos horas de ida y dos de vuelta para llegar e irse de Nuñez. La octava división fue la primera escala de un viaje rápido que pronto lo iba a depositar en el fútbol grande.
Fanático de Los Beatles y de la batería, a los 15 años, junto a un compañero de la matricería en que trabajaba, se pasaba el día cantando y hasta pensó en formar una banda de rock, caddie en las varias canchas de golf que había por su zona, hoy juega muy bien, nada le gustaba más que el fútbol. Cuando estaba en quinta, Didi lo llevó al Chaco para jugar un partido amistoso. River ganó 2 a 1 pero más allá del resultado el técnico quedó muy conforme con el Beto.
En agosto del 71 llegó el gran domingo. Cancha de Atlanta, derrota 2 a 1 con Atlanta Uno de los primeros gratos recuerdos fue el 3 a 1 a boca en Racing cuando River jugó con los pibes contra los profesionales de boca.
En el 72 lo llamaron para la selección.
Alonso fue protagonista de los campeonatos del 75: hizo 20 en el Metro y 7 en el Nacional.
El 12 de agosto de 1976 fue vendido por más de 59 millones de pesos al Olympique de Marsela. En el 77 volvió a River.
Solicitado unánimemente por la gente y por la crítica, más allá de las dudas de Menotti, accedió a la Selección Nacional que se preparaba para el Mundial. Jugó el Mundial pero de suplente, se enojó con Menotti porque según el no jugó de frente, no le dio la oportunidad que le había prometido.
Fue un año a Vélez y volvió en 1984 para un cierre de campaña con toda la gloria. Ganamos el Metro 85-86, la copa y la copa del Mundo.
Una fría tarde de junio de 1987 ante un Monumental con más de 90.000 personas se despidió del fútbol.
MARIANO DALLA LIBERA.
Entrevista a Mariano Dalla Libera
"Tuve la posibilidad de ser alguien en el fútbol gracias a River que me formó"
A algunos años de colgar los botines, Mariano “El Loco” Dalla Líbera, recuerda su paso por las inferiores de River, el club donde empezó a jugar al fútbol y del cual se llevó grandes recuerdos de técnicos y amigos.
-¿Quién es el Loco Dalla Líbera?
-Un tipo muy sencillo, honesto, amiguero, que trata de disfrutar todos los días como si fuesen el último, por que piensa que nunca hay que dejar cosas para el futuro. Para mí hay que aprovechar el presente y estar la mayor cantidad de tiempo posible con la familia, creo que eso es lo que más vale.
-¿Qué cosas ves de bueno en esa persona?
-El afecto que le tienen los demás, el reconocimiento de su transparencia, de la amistad y la forma en la que lo valoran sus seres más queridos.
-¿Y de malo?
-No se, eso no te lo puedo responder yo.
-¿y cómo era como jugador?
-Simple. Por ahí era un poco lanzador, pero siempre trataba de jugar tranquilo a dos toques. No era muy rápido, pero me consideraba bastante inteligente para buscar los espacios, algo que fui aprendiendo gracias a los técnicos que tuve.
-¿Qué fue el fútbol para vos?
-La verdad que todo. Principalmente por el hecho de haber tenido la influencia de grandes técnicos, como el viejo Martín Pando o Adolfo Pedernera en las inferiores de River, que para mí fueron verdaderos docentes del fútbol. Y por otro lado creo que fue muy importante haber tenido una vida deportiva de club, algo que le intento inculcar a mis hijos, sobre todo en la actualidad que les toca vivir, donde la adolescencia está tan complicada por la aparición de Internet y por los pocos espacios que les deja para desarrollar una vida sana.
-¿Y River?
-Era como mi casa. Desde que tengo uso de razón ya estaba en las inferiores y me crié prácticamente adentro del club, de donde me llevé magníficos recuerdos. Tuve una niñez muy piola, que compartí junto con Pipo Gorosito, el cabezón De Vicente y muchos otros grandes jugadores. Yo salía del colegio, me iba para allá y me quedaba hasta la noche. Los fines de semana también iba por que las inferiores jugábamos los sábados y nuestros viejos se quedaban haciendo asados, o sea que me quedaba todo el tiempo.
-¿Te hubiese gustado terminar tu carrera ahí?
-Si, pero tampoco puedo renegar de nada. Era otra época, había grandes figuras y por suerte tuve la posibilidad de ser alguien en el fútbol gracias a River que me formó. Jugué varios partidos en importantes clubes, así que no me puedo quejar. Lástima que no tuve una continuidad en algún equipo como me hubiese gustado, que tampoco la tuvieron Pipo ni De Vicente que fueron grandes jugadores también, pero fueron las circunstancias del momento.
RAMÓN DIAZ.
Ganador como jugador y el más ganador de la historia como director técnico del club más ganador de la historia, valga el juego de palabras.
Ramón Ángel Díaz tuvo, si se quiere, la mala fortuna de haber aparecido a la luz en el mundo futbolístico en una época de esplendor para River Plate, que fueron los fines de la década del setenta. En los cuales el equipo dirigido por Ángel Labruna contaba con un plantel exquisito y con futbolistas de enorme jerarquía. Pero Díaz nunca se achicó y en base a formidables y sobre todo, explosivas apariciones, se ganó un lugar entre los titulares ni bien arrancaron los años ochenta.
Nació en la provincia de La Rioja el 29 de agosto de 1959 y se ligó a River desde muy pequeño. Hizo las inferiores en el club de Núñez y fue en esa época cuando se ganó el apodo que aun perdura: ¨en inferiores no me crecía el pelo y por eso me decían pelado¨.
En los primeros tiempos, Ramón Díaz jugaba como media punta por la izquierda ya que era dueño de una zurda prodigiosa y tenía una visión de juego muy interesante. Pero lo que más asombraba era su pique demoledor y su facilidad para gambetear a los arqueros rivales. Tenía una definición espectacular, además. Debutó en primera división en el año 1978, un 13 de agosto, ante Colón de Santa Fe. La gente comenzó a exigirle a Labruna que lo incluya como titular pero delante de Díaz, figuraba Leopoldo Jacinto Luque, en los planes del entrenador.
Ramón ingresaba en los segundos tiempos y con su frescura liquidaba los pleitos, cuando River ganaba por poco y ayudaba a su equipo a remontar resultados adversos. En sus primeros años, Ramón Díaz obtuvo consecutivamente el tricampeonato de 1979-1980, siendo suplente en los dos primeros.
Pero lo más raro de todo esto, es que con sólo jugar minutos en las segundas partes, le alcanzaba para ser el goleador de equipo, incluso hacía más goles que los delanteros históricos. Pero seguía siendo suplente. El Pelado fue el máximo artillero de su equipo en los torneos Nacionales de 1979 y Metropolitano de 1980.
Ya había cambiado su posición en la cancha. El técnico de la Selección Argentina, César Luis Menotti, en un Campeonato Mundial juvenil Sub-20 decidió ubicar a Díaz como centrodelantero, ya que el media punta era Diego Maradona. Aquella dupla, que se consagró campeona en Japón 1979, fue uno de los logros más recordados de la historia de nuestro fútbol, cerrando una década espectacular. Ramón fue el goleador de aquel campeonato mundial gracias a sus piques demoledores y a sus definiciones tan espectaculares como eficientes. Ya se había consagrado en el mundo del fútbol y tenía tan sólo 20 años.
Su último campeonato conseguido como jugador, antes de emigrar a Europa, fue el Nacional de 1981 en el cual fue figura. Entre sus actuaciones más memorables de aquella primera etapa como jugador en nuestro club, aparece el 5 a 2 en la Bombonera, ante Boca Juniors, el 2 de marzo de 1980. Aquella jornada, Ramón le anotó dos golazos a Hugo Orlando Gatti, arquero de los de la Ribera. Hizo el primero y el último de una goleada espectacular como visitante.
Después de diez años en el viejo continente, acumulando títulos, muchos goles y más prestigio, el Pelado decidió emprender el viaje de vuelta hacia su primer amor. Entre sus recuerdos por su paso por Europa (jugó en Nápoli, en Avellino, en Fiorentina y en Internacional de Italia), aparecen títulos en el Mónaco de Francia y sobre todo, el último del Inter de Milán, allá por 1989, en el cual fue figura de un campeonato impresionante.
Uno de los torneos más recordados por el público riverplatense de los último tiempos es, sin lugar a dudas, el Torneo Apertura 1991. Por aquellos tiempos, en los cuales comenzaban los campeonatos cortos, River dejó sentado su postura y asumió el rol de campeón desde muy temprano, al ganar 9 partidos en racha. En esos nueve encuentros, Díaz marcó 8 tantos. La noche de su vuelta al club, River derrotó a Rosario Central por 2 a 1 como local. Ramón había marrado un penal pero en los últimos cinco minutos del partido, y con River perdiendo por la mínima, el riojano con dos zurdazos le dio la victoria al equipo dirigido, por aquel entonces, por Daniel Passarella.
Díaz terminó siendo goleador (14 goles) y figura de aquel Apertura 91, que fue su título último como jugador del club. En 1993 se fue a jugar a Japón al Yokohama Marinos, equipo en el cual fue campeón y goleador en su primera temporada.
En 1995 regresó al Club Atlético River Plate pero esta vez para hacerse cargo del equipo como director técnico. Y en sus primeros dos partidos al frente del equipo, dejó eliminado a Vélez Sarsfield de la Copa Libertadores, que era el defensor del título. Al año siguiente, 1996, con Díaz como entrenador, River comenzaba a enhebrar el ciclo más exitoso de los últimos tiempos, al cosechar 5 títulos en un año y medio.
Un record inimaginable ni por el más fanático de club de la banda roja. Le devolvió, desde el banco de suplentes, la alegría al hincha de River, con la obtención de la segunda Copa Libertadores de la historia.
Uno de los equipos más vistosos del club fue, sin dudas, el del Apertura 1996, con Ariel Ortega y Enzo Francescoli como abanderados de un fútbol hermoso. En 1997, el equipo de Ramón se alzó con el tricampeonato (ya lo había obtenido como jugador) con el Clausura y Apertura de ese año, y además, ganó 2 títulos en 5 días: Apertura y Supercopa. Éste último, era el torneo que River más quería obtener, dado que otros equipos grandes de nuestro país como Racing, Boca e Independiente ya lo habían cosechado.
En 1999 Ramón formó un equipo ultra ofensivo con el trío de atacantes formado por Pablo Aimar, Javier Saviola y el colombiano Juan Pablo Ángel. En aquel Apertura River derrotó a Boca en Núñez por 2 a 0 y se adjudicó el torneo en cancha de San Lorenzo de Almagro. Ramón dijo hasta luego por un tiempo y retornó al frente del equipo en 2001 y al año de su vuelta, volvió a gritar campeón detrás de la línea de cal.
Imitando esquemas tácticos aprendidos en Europa (defensa con tres hombres, cinco volantes, un media punta y un centro delantero) River volvió a demostrar un fútbol de altísimo vuelo, como la goleada histórica en la Bombonera por 3 a 0 ante Boca y cosechó así, su último –hasta ahora- laurel con River Plate. Ese fue el séptimo como entrenador y por eso, es el más ganador de la historia del club en ese rubro.
La gente lo recordará siempre por el grito de aliento hacia sus equipos, aquel que decía: ¨Oy, oy, oy, oy , es el equipo de Ramón¨.
Estadísticas
Como jugador:
- Partidos: 177
- Goles: 85
- Títulos: 5 (Metropolitano 1979, 1980 y 1981; Nacional 1979 y 1981; Apertura 1991)
Como técnico:
- Partidos locales: 210
- Ganados: 116
- Empatados: 53
- Perdidos 41
- Títulos: 5 (Apertura 1996, 1997 y 1999; Clausura 1997 y 2002)
Internacionalmente
- Partidos: 91
- Ganados: 39
- Empatados: 27
- Perdidos: 25
- Títulos: 2 (Copa Libertadores 1996; Supercopa 1997)